Los inversores cambian de Pi Network y Filecoin a Coldware a medida que el mercado DePIN madura

En los últimos desarrollos dentro del sector de la red de infraestructura física descentralizada (DePIN), los inversores de Pi Network y Filecoin están cambiando su enfoque hacia Coldware ($COLD). Esta transición se produce tras resultados mixtos de ambos proyectos, con Pi Network enfrentando desafíos durante el lanzamiento de su mainnet y Filecoin luchando con problemas de escalabilidad. Coldware se destaca al ofrecer infraestructura impulsada por hardware que conecta tokens digitales con dispositivos físicos, como el smartphone Larna 2400 y el laptop ColdBook, que sirven como nodos en una red descentralizada. Este enfoque innovador está atrayendo la atención de inversores desilusionados que buscan oportunidades más tangibles.
La migración de inversores está impulsada por una combinación de desilusión y redistribución estratégica de capital. Los prolongados retrasos y dificultades técnicas de Pi Network han llevado a muchos titulares a buscar alternativas. Mientras tanto, el estatus pionero de Filecoin en el almacenamiento descentralizado está siendo desafiado por competidores, lo que lleva a sus inversores a diversificarse en proyectos de próxima generación como Coldware. Con la preventa de Coldware acercándose a su límite suave de 80 millones de dólares, hay un sentido de urgencia entre estos inversores experimentados, que están ansiosos por asegurar sus posiciones antes de las ofertas públicas.
Lo que distingue a Coldware es su enfoque centrado en el hardware, que aborda varios problemas críticos que han obstaculizado la adopción de DePIN. Al crear dispositivos diseñados específicamente que actúan como nodos de la red, Coldware elimina problemas de compatibilidad y proporciona una base estandarizada para los desarrolladores. Este modelo fácil de usar permite a los usuarios comunes participar en la red sin necesidad de experiencia técnica. A medida que el mercado DePIN madura, el cambio de inversores hacia Coldware señala una creciente preferencia por proyectos que ofrecen valor práctico y real en lugar de promesas teóricas, marcando una evolución significativa en el paisaje de DePIN.
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